4 feb 2016

Mary Poppins, la suma sacerdotisa.

Ilustración de Mary Shepard para la primera edición de Mary Poppins.
Mary Poppins se ha convertido en una figura universal gracias a Disney. Sin embargo, como suele pasar con muchas otras películas de esta compañía, difiere bastante de la historia original, cogiendo las anécdotas y olvidándose de la verdadera profundidad que tienen los personajes. Leí el libro tan sólo para practicar inglés, pero me sorprendió enormemente.

En la novela, Mary Poppins adquiere la dimensión de una suma sacerdotisa, inescrutable, inflexible y hierática que, sin embargo, desvela de vez en cuando los misterios, aunque luego no lo admita.

 Muchas de las historias que suceden podrían tener una doble lectura. Cabe recordar que el primer libro de Mary Poppins sale a la venta en 1934. Aún no se había creado la wicca pero sí estaban en activo corrientes que fueron claves para su formación, como la Golden Dawn. ¿Es posible que la autora, P. L. Travers, haya escondido claves esotéricas en su novela? Aquí recojo alguas de las que más me han llamado la atención.

· La ilustración inicial, que acompaña esta entrada y en la cual aparecen los 4 niños de la familia Banks que están al cuidado de Mary Poppins, tiene un parecido muy muy grande con la carta del Mundo del Tarot. No es un gran misterio pero sirve para ir calentando motores.

· El primer capítulo empieza con el Viento del Este (este = comienzos) que trae a Mary Poppins, mientras que el libro acaba en el capítulo 12 con el Viento del Oeste (oeste = finales) con el que se va la niñera.

· En el capítulo 6, Mary Poppins se lleva a los niños a dar una vuelta alrededor del mundo, pero no una vuelta cualquiera. Usa una brújula mágica. Llamando a cada punto cardinal ("¡Norte!") se ven desplazados a éste de inmediato, encontrándose con un animal diferente en cada uno, a saber, oso polar en el norte, oso panda en el este, guacamayo en el sur y delfines en el oeste. Todo va bien mientras es la niñera la que realiza este acto mágico. En cuanto Michael le roba la brújula y llama a los cuatro puntos cardinales por sí mismo, los cuatro animales se abalanzan furiosos sobre él. Algo normal cuando juegas con fuerzas que no conoces. Por cierto, cuando se despiden, el delfín le dice a Mary algo muy curioso: "La próxima vez tenéis que quedaros a merendar, así nos sentaremos todos en una roca y le cantaremos una canción a la luna."

· A lo largo de todo el libro, las distintas historias que se cuentan tienen muy presentes a los astros, sobre todo las estrellas y la luna, convirtiéndose en elementos clave con los que los personajes interactúan. En uno de los capítulos una estrella, Maia, se personifica para comprar regalos al resto de sus hermanas, las Pléyades. Pero quizás el caso más curioso es cuando cuentan la historia de los dos bebés, John y Bárbara, en el capítulo 9. Los bebés hablan entre ellos, con Mary Poppins, con el sol, las estrellas, los árboles, los pájaros, el viento... No se sorprenden de que sus padres no puedan entenderlos porque según ellos no entienden nada, pero les sorprende que Jane y Michael tampoco los entiendan. Mary Poppins les cuenta que es porque se han hecho mayores, que cuando los bebés crezcan también olvidarán ese lenguaje. Por supuesto, Mary Poppins no lo ha olvidado.

·Capítulo 10, Luna llena. El simple hecho de que sea el capítulo 10 me parece que podría ser una manera numerológica de complementar la plenitud de la luna. Es mi capítulo favorito y posiblemente el más mistérico de todos. Visto desde el punto de vista ocultista, Mary Poppins hace un viaje astral con Jane y Michael (ellos lo describen como un sueño muy real a la mañana siguiente). Lo hacen con motivo de que el cumpleaños de Mary Poppins coincide con Luna Llena, por primera vez en mucho tiempo. ¿Y a dónde van? A un zoo donde los animales están libres y las personas en jaulas. ¿Y qué hacen? Pues un círculo mágico a la luz de la luna, por supuesto. Os dejo un fragmento:

El griterío que llegaba desde la plaza permitió a los niños adivinar que se refería a la Gran Cadena. A medida que se iban aproximando se oían los cánticos y los gritos de los animales [...] que formaban un gran corro. Los animales empezaron a moverse, entonando desaforadamente los cánticos de la selva, mientras entraban y salían del corro para hacer cabriolas y se daban unos a otros brazos o alas. [...]
Las aves y todos los demás animales oscilaban apiñados en torno a Mary Poppins, que se mecía suavemente de uno a otro lado. La muchedumbre oscilaba hacia delante y hacia atrás, todos al mismo ritmo, con un movimiento similar al del péndulo de un reloj. Hasta los árboles se inclinaban y se alzaban levemente, mientras que arriba en el cielo, la luna llena parecía mecerse como un barco sobre la superficie del mar.
—Aves y bestias, piedras y estrellas; todos somos uno, todos somos uno —murmuraba la Cobra Real, que también había empezado a mecerse entre los dos niños—. Niño y serpiente, piedra y estrella: todos uno.

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