20 mar 2016

Primavera: el Crecimiento

En esta ilustración, una persona se encoge en sí misma bajo la lluvia. Se cierra al mundo exterior, pero de su cabeza comienzan a brotar plantas y flores. Aunque agache la cabeza, un charco le permite ver su reflejo y el cielo sobre él. Es la reflexión, pensamiento como reflejo de nuestro interior.

Si la comparamos con las ilustraciones de las estaciones previas, podemos ver que esta vez el personaje está solo, sin compañía. Eso le entristece, pero también le hace ser consciente de su propio yo, algo que había olvidado. Comienzan las grandes preguntas que no esperan respuesta.

Así siento yo la primavera. Es un momento en que la conciencia parece despertar tras el acogedor frío del invierno, aunque ese despertar no siempre sea del todo agradable. Yo suelo encerrarme literal y metafóricamente, el fin de curso se acerca cada vez más y es necesario ponerse a trabajar de forma intensiva, darlo todo.

Además, relaciono esta estación con el descubrimiento de la wicca. (pausa). Acabo de echar un vistazo a mi antiguo blog, las entradas de justo antes de descubrir la wicca son total y absolutamente wiccanas, sobre todo en el trasfondo filosófico (hasta felicité el 2 de febrero como momento de despertar del sol, sin saber que había gente que a ese día le llamaba Imbolc). Era un momento en que me estaba planteando grandes cuestiones. Estaba bajo la lluvia, mirando mi propio reflejo y dentro de mi mismo, estaba comenzando a brotar algo. Y de repente, paf! Leo la palabra "wicca" en una revista y todo cobra sentido. Fue como si levantara la cabeza y de repente pudiera ver todo un mundo nuevo a mi alrededor. Fue como si hubiera vuelto a nacer, o como si algo nuevo hubiera nacido dentro de mi.

Para mi es momento de reflexión, pero de reflexión proactiva. Es tiempo de mirar dentro de nuestro jardín interior, limpiar las malas hierbas que roban nutrientes y prestar atención y cuidados a aquellas plantas que realmente queremos que crezcan hermosas y saludables.

Estaciones ilustradas anteriores:
Otoño: el Comienzo
Invierno: la Calidez

15 mar 2016

Miscelánea existencial

Acerca de una conferencia
Estamos encerrados en una habitación. Hay una puerta abierta que nos permite salir, pero está custodiada con un guarda que nos dice que no podemos atravesarla. Así es la ley, así la metáfora que usaba un conferenciante este lunes para explicarnos que estamos condicionados por todo lo que nos rodea, pero no es hasta que nos salimos de la normalidad establecida que nos topamos con el muro, con el obstáculo, con el impedimento.
Charlas que son un revés, una bofetada, un cuestionamiento de lo establecido. ¿Quié soy yo? ¿Cuál es el alcance de mi yo? Ahora mismo soy mi cuerpo, soy mi portátil que uso más de lo que uso mis músculos. Soy mi casa, soy mi cama. Soy mi móvil, soy mi facebook, mis dos facebook, el pagano con el nombre disfrazado y el de disfraz de persona normal con mi nombre de pila. Soy mis amigos, las relaciones, las que elijo, las que busco, las que encuentro. Soy mis trabajos, soy mi esfuerzo, mi creatividad. Soy mi ciudad. Soy el aire, la tierra, el agua y el fuego. Soy divino. "Me gusta sentirme todo... Tú también, me gusta sentirme tú también." (frase de concha buika),

Descripción para aplicaciones de ligue
Llega un momento en que la carne no es sexy, es solo carne y las hienas se pelean por saborearla. Su risa sardónica aumenta hasta la asfixia por otra dentellada. Y me da igual tu cara y me da igual tu mirada. Me da igual si sientes o amas, si luchas o escapas. ¿Eres activo o pasivo? ¿Cómo la tienes de larga? Tableta de chocolate, ¿la comes o la escondes bajo ese trozo de tela barata? ¿Hay algo detrás de esa máscara? Soy superficial pero profundo, místico ascético y laico hasta la médula; espiritualidad en la intimidad. Nunca tuve demasiado interés en el sexo por obligación, pero me gusta pasarlo bien. Sé usar el punto y coma; escribo mejor de lo que hablo, escucho mejor que hablo, callo mejor que escucho. Dibujo y pinto sin que me vaya la vida en ello. Si me enamoro lo hago para siempre, pero no soy excluyente, mi corazón alberga muchas oquedades. A veces soy como tú también.

Acerca del paganismo urbano
Definitivamente mi estilo pagano no es el misticismo mágico natural armónico. Mis ríos son de asfalto, son edificios los que me devuelven la mirada a través de las ventanas. La luz de la noche es artificial, compite con la luna y oculta las estrellas. Y aún así, hay vida latiendo.

Carta a mi yo del futuro
Querido yo del futuro, te vislumbro trabajando por hacer las cosas bien. Luchando por el sentido común. No decaigas.

Carta a mi yo del presente
Querido yo del presente: estás estudiando una carrera en la que no crees. No te centres en el qué, céntrate en el cómo. Estás aprendiendo y adquiriendo valiosas herramientas. Simplemente el mundo tiene que cambia. No arrases ni un metro cuadrado de tierra por algo que no valga realmente la pena. No es momento de crecer hacia afuera, no es momento de expandirse, es momento de arreglar todo lo que se ha hecho mal hasta el momento, es tiempo de regenerar, tiempo de curar las ciudades, de permitirles respirar, de introducir vida, de mover mentes, de sacar coches. Es momento de aspirar alto. Dentro de ti yace la duda y el miedo como una pequeña piedra de luz negra. Tú sabes que no hay que hacerle caso. Sabes que por cada escalón que subías pensabas que el siguiente paso era imposible, y no lo era. La forma de hacer las cosas es paso a paso. Escucha a tu intuición, a tu Yo Superior, porque aunque a veces no quieras hacerle caso, te guía bien y te guía sabiamente. Vas bien. Sigue adelante.

A los que me leéis
Una aclaración que veo pertinente realizar de cuando en cuando. No penséis que por que escriba idas de olla, ralladuras mentales o cosas oscuras soy así todo el tiempo, la verdad es que escribir siempre ha sido una terapia estupenda, una vía de escape a través de la cual hago una pausa, reflexiono, recojo lo hecho, recojo lo que queda por hacer, invento, creo, me divierto, me frustro, me sumerjo, toco fondo y tomo impulso para salir de nuevo a la superficie, respirar aire nuevo y continuar mi camino con fuerzas renovadas y, si cabe, con las ideas más claras.  

4 mar 2016

Pesadillas eclesiásticas: experiencia con los sueños.

Hace un año, en Imbolc, me encontraba de vacaciones en Berlín y sin posibilidad de realizar un ritual formal para celebrar el sabat. Se me ocurrió que, como una pequeña celebración de ese día sagrado, podía acercarme a una iglesia a encender una vela. Finalmente no pude, porque cuando lo iba a hacer, estaban cerrando la  iglesia en cuestión. Sin embargo, la idea caló en mi mente de alguna manera.

Más o menos por aquella época, coincidió que teníamos que empezar a pensar un tema para un trabajo de investigación. Uno de los temas que tenía como posibilidad era estudiar iglesias contemporáneas. De alguna forma, siempre sentí una atracción por las catedrales y las preciosas iglesias rurales gallegas y me parecía una posibilidad interesante. Además, creo que es una forma muy interesante de estudiar la relación entre la espiritualidad y la arquitectura.

Y aquí es donde entran los sueños. He desarrollado un trabajo con los sueños de forma intermitente. Cuando me centro en apuntarlos por la mañana, soy capaz de recordar gran número de sueños a lo largo de la noche. Pero actualmente es una práctica que tengo abandonada porque recordar los sueños hacía que durmiera mucho menos. Sin embargo, los sueños a los que me voy a referir ocurrieron en un período de no-trabajo con los sueños y aún así era capaz de recordarlos con gran viveza incluso sin apuntarlos. Esa es una de las señales de que eran algo importante. La otra señal es que tuve varios sueños muy similares.

¿Y en qué consistían esos sueños misteriosos? Pues era yo dentro de una iglesia. Recuerdo tres distintas, puede que hubiera soñado con una cuarta que no recuerdo como era. Yo me sentía cómodo dentro de ellas, incluso fascinado. Una de ellas era particularmente curiosa, construida en mampostería con la forma de un barco vikingo (posteriormente me sorprendió descubrir que existen casas en Portugal de posible influencia vikinga y con la forma exacta que yo soñé).

El argumento variaba de unos sueños a otros, en algunos me sentaba a meditar, en otros encendía algo de incienso y algunas velas. En todos aparecía un cura. Una de las veces me decía que tenía que hacer la confirmación para estar ahí. Me preguntaban: "¿Crees en un solo Dios?" Y yo pensaba, bueno, sí, creo en una divinidad única que puede tener muchas facetas, así que respondía "sí creo".  Me volvía a preguntar ¿reniegas a Satanás en todas sus formas? Y yo pensaba, yo en ese señor no creo, así que "sí reniego". Y por último, como si leyera mis pensamientos preguntaba "¿Renuncias a todo dios pagano?" Error, error!!! Noooo!! Y me despertaba sobresaltado, tal era la angustia que me hacía vivir. En otra ocasión, un cura se acercaba para echarme de ese lugar sagrado simplemente porque sabía que yo no comulgaba con lo que allí se celebraba.

La tercera, o tal vez cuarta vez que me sucedió, fue cuando decidí que eso tenía que apuntarlo e investigarlo, y fue cuando me di cuenta de la relación con todo lo anterior y la explicación: en primer lugar, las iglesias no son mi templo. Allí se adoran a unos dioses que respeto pero que tienen poco que ver con los míos. Y desde el punto de vista académico, aunque me puedan interesar, creo que es necesario tener una cierta conexión con lo que en ellas se celebra para poder estudiarlas. No es mi caso. Al darme cuenta de a qué venían los sueños y de lo que me estaban advirtiendo, dejé de tenerlos. No sé lo que habría pasado si me hubiera puesto a investigar sobre iglesias, pero actualmente no me imagino haciéndolo, siento una cierta repulsión. Encontré otro tema sobre el que investigar con el que estoy realmente contento, que son los cementerios. No sólo es un campo de estudio sobre el que la arquitectura se ha olvidado mucho sino que también me permite conectar con el mundo espiritual, de los símbolos y metáforas sobre la vida y la muerte sin por ello tener una connotación religiosa clara.