15 oct 2015

Reflexiones de cementerio

La sonrisa (obra propia, acrílico sobre papel)
Acerca de pensamientos inducidos por un cementerio en un día en que acudí a dibujar con carboncillo esculturas funerarias.

 1.- FLORES PARA LOS DIFUNTOS.
¿Por qué flores? Si su finalidad es alegrar el cementerio se pueden poner estatuas menos depresivas, panteones más serenos, etc. Si son ofrendas para los muertos... ¿a todos les gustan las flores? 
Creo que la cosa va más encaminada a los ciclos naturales, y es que hay plantas que florecen en otoño, como los  crisantemos. Es muy profundo el significado de ir al campo y coger una flor que nace entre las hojas caídas de un bosque, que nace entre la muerte. 
Sin embargo, esto se pierde hoy, puesto que en floristería se puede comprar cualquier variedad de flores, y las propias de la estación están pasando a un segundo plano. 
Personalmente, me gusta mucho más la tradición de otros países de llevar a los muertos comidas, vicios y objetos que disfrutaban de vivos. Si alguna vez, y bajo violación expresa de mi voluntad mis huesos van a parar a un cementerio o los encierran entre paredes de hormigón , preferiría que me trajeran unas pizzas, unos lápices y papeles, por poner un ejemplo, que unas flores a las que soy alérgico (el epítome del mal sería que me pusieran flores de plástico).
Es más, las flores las veo como algo impersonal, como un recurso irreflexivo, fácil y casi obligado que induce a un distanciamiento con la memoria del ausente versus el recuerdo de sus gustos y costumbres (y por tanto, celebración de la vida mundana) que irremediablemente conllevaría la realización de ofrendas de otro tipo.

2.-PRIMER ACERCAMIENTO AL MISTERIO DE LA MUERTE.

La Muerte es el gran misterio de la vida. Tabú, fuente de miedos, de obsesiones y matriz y eje central de las grandes religiones.
Parece obvio en un cementerio pensar en el misterio de la muerte, pero no lo vi frente a mi hasta que no escuché a una niña de unos seis años preguntarle a sus padres por ella. Es extraño y bello ese momento en que un niño tan pequeño se pregunta por algo tan grande. 
En su escala de tiempo, todo es permante. Sus padres siempre fueron sus padres y siempre lo serán. Hacen falta años y perspectiva para ver la gran rueda girar. Si alguien muere, puede entender que se haya ido, pero de forma inocente se pregunta cuándo volverá, cuándo va a despertar. 
Y yo creo que nos hacemos mayores y nos seguimos haciendo la misma pregunta, y por eso les fastidia tanto a los padres que les pregunten sobre la muerte, que les pregunten cuándo se van a morir, que les pregunten por qué hay niños que se mueren sin llegar a viejos. Les fastidia porque, después de tanto tiempo, después de haber visto girar la Rueda una y otra vez, aún no tienen respuesta para esa pregunta.

3.-PERSONAS DE ESTE MUNDO QUE ESTÁN MÁS CERCA DEL MÁS ALLÁ QUE DEL MÁS ACÁ.
Busqué un espacio apartado y poco transitado donde no molestara mucho y saqué carboncillo y libreta. Inmediatamente sobre mi se cirnió un hechizo de atracción magnética. Se me acercaron varias personas curiosas, entre ellas un joven, con aliento de alcohol y tinta en las venas. También una mujer mayor, como hippy, que parecía estar en su propia casa, que conocía este y otros cementerios al detalle, que se maravillaba con las pequeñas labras y relieves en piedra de ángeles y figuras varias. Veía entierros y recordaba como si fuera un suceso de magia los grandes funerales de los gitanos. Me preguntaba "Tu debes de comprar un montón de revistas pornográficas, no?" [para dibujarlas] como si me estuviera preguntando si compré el pan. Me contaba que a los niños que morían les ponían montañas de peluches en vez de flores. Me habla del erotismo, de la sugerencia, de si encuentro modelos por la calle para pintarlos desnudos "como hacía Picasso". Le pregunta a la gente si le había traído flores a sus familiares y a sus mascotas. Venía a hablar con su madre. Parecía estar esperando volver a verla.

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